AMOR APACHE


Martí Batres Guadarrama
Objeciones de la memoria
08 de julio de 2008


¿Calderón el indigenista?

En días pasados, en un acto para medios en Almoloya de Juárez, Felipe Calderón invitó a mujeres mazahuas del Estado de México a no dejarse golpear, a no permitir insultos ni ser maltratadas por sus maridos.
La realidad pronto evidenció la distancia existente entre lo que se dice y se hace. Apenas al día siguiente del exhorto, en la misma entidad, un grupo de mazahuas se acercó “de más” al helicóptero de Los Pinos con una vieja exigencia: “queremos agua”. El choque entre las mujeres, elementos del Estado Mayor y la policía estatal –que además de empujarlas las golpearon— dejó como saldo varias personas lesionadas.

¿Por qué la exigencia de la comunidad para contar con el vital líquido? Porque eso les prometieron un par de años atrás, el propio Calderón y el gobernador Enrique Peña, compromiso incumplido hasta hoy. En su defensa el mexiquense argumentó “acarreo y manipulación” de los demandantes, pero ni uno ni otro explicaron a qué se debe la carencia de agua desde hace años. Supimos, eso sí, que la respuesta a una exigencia legítima, pacífica, fueron los golpes.

Y es que el trato que dispensa Calderón a este sector de la población no es muy de su agrado. Ninguna reacción o pésame le merecieron los familiares de Teresa Bautista y Felícitas Martínez, de 22 y 20 años, respectivamente, indígenas locutoras y reporteras de la radio comunitaria La Voz que rompe el silencio, de San Juan Copala, Oaxaca, asesinadas, no muertas por un mal gástrico, el pasado 8 de abril.

Antes, en marzo de 2001, en la LVIII legislatura se discutía la viabilidad de que indígenas del EZLN emitieran un mensaje desde la tribuna de la Cámara de Diputados, la también llamada casa del pueblo.

Calderón trató de cerrar dicha posibilidad. Su argumento, entonces, fue que “la utilización de la tribuna es una prerrogativa de los legisladores y, evidentemente, así debe ser”.

Pero la votación permitió escuchar el mensaje de los zapatistas en voz de la comandanta Esther: “Esta tribuna es un símbolo. Por eso convocó tanta polémica... y por eso algunos no querían que aquí estuviéramos... Quienes no están ahora (Calderón y sus coordinados) ya saben que se negaron a escuchar lo que una mujer indígena venía a decirles y se rehusaron a hablar para que los escuchara”.

¿Y cuál fue el mensaje central de Esther? Que los indígenas tienen derechos, y la petición de que su lucha no sea motivo para ir a la cárcel, para ser perseguidos o morir. Tampoco, agregamos, para ser maltratados por quien los llama a denunciar a quien las golpea.

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