Felipe y los Banqueros
Javier Alberto Reyes
El Norte, 18 Abr. 08
En teoría todo funciona: desde la cirugía a corazón abierto hasta el anarcosindicalismo, pasando por los avioncitos de papel y el té de tila. En la práctica, no obstante, toda idea funciona en la medida en que los seres humanos no estén involucrados. Homo homini lupus, y en verdad que el hombre es un lobo para el hombre. Quien lo niegue que tire la primera piedra o, peor aún, que intente defender el nauseabundo engaño que respecto a Pemex el Gobierno de Felipe Calderón está intentando, en contubernio, claro, con los banqueros.
Seamos sinceros: ni Calderón tiene las manos limpias, ni los banqueros son los patriotas más grandes que México ha visto.
El asunto se resume en que Mario di Costanzo, Secretario de Hacienda Pública del llamado gobierno legítimo, exhibió recientemente un correo electrónico en que, en nombre de Guillermo Prieto Treviño, presidente de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), envió Marcos Ramírez Miguel, funcionario del Grupo Santander Serfín, a directivos de varias instituciones financieras (incluyendo un flamante ex asesor de Carlos Salinas de Gortari), donde se lee: "Les podría agregar confidencialmente que efectivamente en la reforma petrolera que está en el horno se está contemplando una emisión de un instrumento híbrido que pague mínimo inflación, pero que en upside está ligado a los resultados de Pemex (tipo Colombia). Nuestro reto (yo creo) va a ser ayudar en esto sin hacer mucho ruido hasta que esté aprobada y luego ya trabajar en la implementación".
¿Qué significa esto? Básicamente, significa que banqueros y especuladores fueron advertidos por la BMV del gran negocio que pueden hacer con los mentados "bonos petroleros ciudadanos" 10 días antes de que Calderón presentara al Congreso su iniciativa de reforma petrolera y tres antes de que Georgina Kessel entregara su diagnóstico de la situación de Pemex. ¡10 días antes!
Como bien apunta Di Costanzo, la fecha del correo electrónico revela que el Gobierno consultó con los banqueros, pues éstos pueden llegar a ser los intermediarios para "abrir el mercado", o sea adquirir dichos valores que (oh, casualidad) Calderón anunciara como "bonos ciudadanos".
¡¿Pero qué va a tener de "ciudadano" algo que el Gobierno y los banqueros están cocinando ya de antemano para que las ganancias se queden en manos, otra vez, de la Banca?!
Ni los mentados bonos darán derecho patrimonial alguno, ni serán más rentables que los Cetes, ni los montos de adquisición estarán al alcance de la gente y, si lo están, las comisiones e intereses por manejo se quedarán en los bolsillos de los intermediarios.
En concreto, Calderón está dando atole con el dedo, cocinando en lo oscuro otro jugoso negocio para los bancos, que vaya que están hinchados de ganancias con las de por sí escandalosas comisiones que cobran. ¡Ni siquiera en sus países de origen cobran tanto como en México!
Que no le engañen, pues el negocio es simple: con el apoyo sigiloso, pero decidido del sector financiero, Calderón le dará los bonos a los bancos para que los vendan, embolsándose jugosas comisiones. Luego, en un mercado secundario y carente de regulación (léase: "en lo oscurito"), los bancos recomprarán los bonos y se embolsarán las utilidades.
Transparencia Internacional, en cuyo índice 2007 México está en un quizá muy benévolo y fantasioso lugar 72, define la corrupción como el uso inapropiado de un poder conferido con fines de ganancia privada.
Sencillo: al actual Gobierno le fue conferido un poder (o se lo robó, como muchos creemos), el cual está usando inapropiadamente para generar ganancias privadas a unos cuantos. Es corrupción, pues. La única pregunta pendiente sería, entonces: ¿pasará algún porcentaje de ganancia desde los bancos a manos de quienes detentan el poder?
Muy posiblemente sí, de una u otra forma: negociazos de aduanas para hijastros, cargos o privilegios post-sexenio, quizá unas cuantas Hummers o San Cristóbales, o unos cañonazos de a 50 mil a través de alguna Zavalaempresa o Mouriñoempresa.
Así pues, es cierto que homo homini lupus, y Calderón y los bancos son lobos para los mexicanos. ¿Cuándo se organizarán los mexicanos para echarlos a todos al mar? En Argentina, cuando los cacerolazos en los 90, gritaban en la calle: "¡Que se vayan todos!". Aplica también para México, caray.
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