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Valores de civilización
Alejandra Rangel
23 Ago. 08
Los escenarios del País están impregnados de una atmósfera oscura: todo debe cambiar para que todo siga igual. Esta sentencia condena a los ciudadanos hastiados de los discursos que intentan imponer fantasiosos logros en materia de seguridad y desarmados ante una batalla que los enfrenta de forma muy desigual al sistema del crimen organizado y que, de antemano, se considera perdida.
Pensar que en el Consejo Nacional de Seguridad Pública se podrá fortalecer el estado de derecho, que ahora sí se consolidarán los acuerdos que prometen depurar a los cuerpos policiacos, establecer un sistema de denuncias, crear un proceso de control para los ministerios públicos y perfeccionar el sistema de reclutamiento de los elementos de las instituciones federales, se vuelve un tanto utópico, aunque estas acciones resultarían indispensables si realmente se piensa hacer frente al crimen.
Nadie desconoce que uno de los problemas más importantes relacionados con la inseguridad es la corrupción y la impunidad que ha marcado a la cultura mexicana. Si a ello agregamos la situación económica, la falta de oportunidades educativas de los jóvenes de escasos recursos que los orilla a vivir un mundo conflictivo y sin esperanza, tendríamos el dibujo de la sociedad.
El Director del Instituto Politécnico ha llamado la atención sobre el problema de excluir a los jóvenes de la educación, considera que hay al menos 50 mil estudiantes que pasaron el examen de admisión y no van a poder ingresar a la institución por falta de cupo y de infraestructura; a esto habría que sumarle los que quedaron fuera de la UNAM y de la UAM, hablando sólo de la Ciudad de México.
Ciento cincuenta mil muchachos sin oportunidades educativas, comenta el director, es una cifra significativa y de riesgo. Si no atendemos a esta población, no queramos resolver los problemas de inseguridad; si no se empiezan a combatir estas carencias, aunadas a las del empleo, alimentación, vivienda y salud, de nada servirán los acuerdos del Consejo Nacional sobre Seguridad Pública, ni la estructuración de las instituciones policiacas, ni los recursos extra que se otorguen. Mientras no se diseñen políticas públicas de desarrollo social que integren a toda la población, el problema seguirá intensificándose y creciendo.
Pero como el sistema educativo no tiene una respuesta de reforma para mejorar su calidad y en ese sector las noticias de las evaluaciones han sido devastadoras, se recrudece el clima de desconfianza. Suponer que el estudio de la ética o el civismo modificarán las mentalidades es un error. Tal vez sería útil revisar las prácticas exitosas de otros países en esta materia y ver cómo implementarlas en el País.
Tenemos el caso de Francia. El mensaje del presidente Sarkozy a los educadores al iniciar el año escolar 2007 centró sus preocupaciones en las humanidades y no en las tecnologías -ésas de suyo se encuentran presentes-, tampoco en la relación profesión-empresa-trabajo, como nosotros que pensamos a la luz de lo pragmático, sino en la visión propia de un país heredero de la tradición del Siglo de las Luces preocupado por la lengua, el estudio del teatro, la poesía y la historia.
"Sé que cada uno de ustedes sabe la importancia del desafío que tenemos por delante. Cada uno comprende que la revolución del saber que tenemos ante los ojos no nos deja tiempo ni para pensar en el mismo sentido de la palabra educación. Cada uno es consciente de que frente a la dureza de las relaciones sociales, frente a la angustia ante un futuro cada vez más amenazante, el mundo necesita un nuevo Renacimiento que vendrá sólo gracias a la educación (...) El tiempo de la refundación ha llegado. A esta refundación los invito. La lograremos juntos. Ya hemos tardado demasiado". Pareciera que el texto ha sido escrito para México.
Sin señalar con certeza las razones de por qué nuestro país también ha perdido siglos en el camino educativo, encontramos que los problemas de inseguridad responden a las carencias y al descuido de los procesos tanto cognitivos como sociales. Además sabemos que no hemos estado a la altura de los tiempos, para ello necesitamos un gran estadista al frente del gobierno. Se requiere más humanismo y más ciencia en lugar de la compra de armas, represiones, redadas y controles de identidad.
Una vez más el texto de Sarkozy: "Si tantos adolescentes no logran expresar lo que sienten, si tantos jóvenes no muestran sus emociones, sus sentimientos, si muchos de ellos sólo se comunican mediante la agresividad, la brutalidad o la violencia, es posible que sea porque no se les inició ni en la literatura, ni en la poesía, ni en ninguna de las formas de arte que saben expresar lo más trágico que el hombre tiene dentro de sí".
¿Cómo ser portadores de valores de civilización?
arangelc@prodigy.net.mx
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