El precio del oxígeno político

gomezalce@aol.com
• Analogías en agendas
• Sonrisitas en San Cristóbal

Hay dos cosas interminables, mi estimado, el Universo y la estupidez. En estos curiosos días de agitación energética, donde el PRI y sus lacritas la tienen cada vez más complicada en esa labor tan suya de darle respiración artificial al chico superpoderoso de Bucareli, Andrés Manuel López Obrador lanza su segundo misil anunciando otros divertidos contratos donde el poder de la firma del junior Mouriño aparece, nuevamente, para beneficiar las empresas de familia.

Y sí, my friend, mientras estos cínicos se hacen bolas con lo legal, lo políticamente correcto y lo ético, lo cierto es que Felipe Calderón debe sopesar su terquedad de mantener al cabecilla de su Gymboree al frente de Gobernación, donde nomás la estatura no alcanza.

Con todo el desesperado cariño y las zanahoria$$ federales para mantener contentos y encantados de haber nacido a los priistas, el pago de las facturas por mantener con vida a Juan Camilo Mouriño se acumulan con escalofriante rapidez. Y si le suma las que involucraron esas divertidas travesuras electorales de 2006 para entronizar a Felipe, éste se encuentra en el epicentro de un follón marca ACME.

Uno de esos atorones donde el pasado se vuelve presente. Donde las pesadillas se vuelven realidad. Donde el destino... lo alcanza.

Donde los hilos energéticos no son controlados por Los Pinos y donde las presiones se están volviendo dignas de historia de terror. Sobre todo por el creciente nerviosismo corporativo internacional de que el mentado reformón está volviéndose unattainable mission por parte de un equipo de cuates presidenciales que están cada vez más rebasados por el complejo entorno nacional... en el cual, por cierto, alguien está muy motivado en elevar el volumen de las divertidas actividades de las revoltosas FARC.

Curioso, por decir lo menos, ¿no cree?

El notición refrito de los vínculos de esta seductora guerrilla con los cárteles del narcotráfico no son nuevos, así que para qué taconear tan duro si no tienen más que un pié.

La cándida pregunta es: ¿cuál es la razón de fondo para balconear estudiantes mexicanos con esta... precisamente esta... guerrilla que tiene sus orígenes en Colombia?

Porque a medida que suba el bullicio mediático y comience en serio la filtración de personajes con maravillosas rutas y travesuras, se altera (con alevosía) el orden prioritario de los focos rojos mexicanos en el tablero de los intereses estadunidenses, donde ya converge el narcotráfico y ahora con las FARC (tachadas como grupo terrorista) la agenda del gobierno de Álvaro Uribe muestra una extraña analogía... en el timing de nuestros inquietos vecinos.

Que parecen ir trazando una ruta para tener tooodos los espléndidos argumentos para, por un lado, ir por todas las canicas en el cierre final de la negociación con el gobierno de Felipe Calderón del simpático Plan México, y por el otro, mantener cada vez más presencia en cuestiones ligadas a sus intereses estratégicos que se engloban dentro de la arena energética.

Nada como clasificar a México en un... peligro para su seguridad nacional y continuar abriendo la puerta para meter orden en un sembrado desorden cuya hebra se encuentra a miles de kilómetros. Ahora con la historia de las FARC, sus amenos financiamientos y veredas políticas sociales, el gobierno federal se sube a una estupenda cortina de humo para la tragicomedia protagonizada por el chico superpoderoso de Bucareli y el poder de su firma, mientras se sigue estirando la cuerdita energética...

Y parajodas de la vida, en San Cristóbal las sonrisas y el buen humor ante la desgracia de Felipe parecen ser el prêt a pôrter de esta primavera, donde esperan con ansia el momento de ajustar, también, algunas cuentas. Sobre todo porque Pemex sigue siendo magnífico lazo de complicidad en las raterías de los negocios que involucraron los grandes apellidos empresariales, así como el inolvidable camino electoral.

Falta ver por dónde se romperá el balance de este frágil régimen donde nadie le ha informado al inquilino de Los Pinos, my friend, que no maneja la agenda ni tiene control de ninguna de las riendas aunque lo mejor, diría aquél desparpajado... está por venir.

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