OTRO QUE YA NOMAS LE DICE LIPE....PORQUE TAMBIEN LE PERDIO LA FE.



Carlos Loret de Mola
Historias de un reportero
02 de septiembre de 2008
El Presidente ya no se nota

La imagen del mandatario con un cabestrillo sosteniéndole el brazo es un logotipo involuntario del estado actual de cosas
Felipe Calderón llega a su segundo año de gestión como lo han hecho al menos los últimos dos presidentes: con la opinión pública discutiendo si va caer. La imagen del mandatario con un cabestrillo sosteniéndole el brazo izquierdo es un logotipo involuntario del estado actual de cosas: con tal de que no le duela la fractura, ya no se mueve.

En el primer año logró lo que nadie hubiera apostado: tomó posesión con tribuna sitiada, resanó la institución presidencial, se ganó a la gente por “al menos hacer algo” contra el crimen, neutralizó a López Obrador y consiguió en el Congreso sacar la reforma al ISSSTE, la minihacendaria y hasta aprobar por consenso el paquete económico 2008.

Del segundo año, lo único que puede reportarse es un gobierno estancado: según las encuestas, los dos principales problemas que percibe la población son, en ese orden, carestía e inseguridad. Calderón no puede con ellos. Lo rebasan. El “presidente del empleo” tiene una economía mexicana en el último lugar de crecimiento en Latinoamérica. En sus segundos años de gobierno, a Fox y Zedillo se pedía que no hubiera otra crisis sexenal. Ahora eso no basta. A Calderón se le ha subido la bandera: se le exige mejoría, y en lugar de eso, los bolsillos se debilitan.

Suben tortillas, aceite, frijol, pan, gasolina. Los factores internacionales que mueven con especulación los costos de comida y combustibles se llevan a México en una muela.

En la inseguridad, ya se terminó la luna de miel. El Presidente que arrancó el mandato declarando la guerra al crimen no ofrece menos sangre a una sociedad que lo ha respaldado y ya no está dispuesta a esperar: se le reconocen las buenas intenciones, pero si aprendió algo de Fox, ésas no bastan.

La infección en las policías y jueces parece incurable al menos con el remedio que ha aplicado el primer mandatario: lleva 21 meses y no ha logrado que exista una policía municipal confiable.

En el segundo año, incapaz de plantear su propio juego, Calderón ha dado muestras de agotamiento y sólo reacciona al juego que le marcan otros: si matan en Juárez, para allá va el Ejército. Que ejecutan en Yucatán, pues al sur los verdes. Que suben los precios, un programa que los baja tantito. Vuelven a subir, y vuelve a presentar el programa con otro nombre; y al final, quedan más caros que antes. Que le voltea la cara el PRD, se alía con el PRI. Que le faltan presidenciables, manda a Juan Camilo a Gobernación. Que le salen los contratos, recurre al PRI para salvar a su hombre más cercano. Que no quiere Ebrard la foto, se monta en la ola Martí para orillarlo a sentarse a la mesa. Que Espino grita, manda a Germán Martínez y Mouriño a tenderle la mano.

El Presidente que se adhiere al “basta ya” de impunidad firma con Mario Marín y Ulises Ruiz. El que prometió erradicar la corrupción negocia con Elba Esther y no toca a Romero Deschamps en la iniciativa Pemex. El que logró posicionar en la agenda la reforma energética la vio secuestrada por el PRD con su discusión sobre la privatización, y por el PRI en la votación de lo que finalmente, si se aprueba, quedará como ley. Y depende de qué salga en el Congreso, salvará o no 2008.

Mientras, el estancamiento sumado a la carestía y la inseguridad impulsan la irritación y el desencanto. Y ni modo de que voltee a ver a su gabinete que, salvo un par de excepciones, ha juntado en dos años méritos para que a nadie sorprenda cualquier remoción.
http://www.eluniversal.com.mx/columnas/73515.html
BUENO...LE DAMOS CHANCE DE DECIRLE "PRESIDENTE" NOMAS PORQUE ASI ESTA PUBLICADO.

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