MILENIO



Crónica:
Y AMLO dio su Grito Legítimo
La noche de ayer en el Zócalo se partió en dos, entre los que apoyaban el Grito de los espurios y los que estaban del lado de los libres... Sin embargo, había algunos que sólo iban por las luces.


Bajo la lluvia, el Zócalo era un arca de resonancias interminables, tañidos entrecruzados, ecos que se oponían y colisionaban de forma inevitable.

De lado oriente, el más cercano al Palacio Nacional, la actriz de Televisa Maribel Guardia convertía la ceremonia oficial en una versión remozada del programa Hoy, apoyada con potentes bocinas y cantantes de Tv Azteca que invocaban una noche “histórica”.

Enfrente, más cerca del palacio del Ayuntamiento donde despacha Marcelo Ebrard, y patrocinada por el gobierno del Distrito Federal, aunque cantando para los libres, Paquita la del Barrio mentaba madres en contra de hombres ingratos, a ritmo de acordeón.

En medio de los templetes, el remolino de sonidos se hacía aún más vertiginoso con la suma de los gritos de la vendimia popular, el barullo de la fiesta, las consignas partidistas y el ocasional grito de orden de policías federales y elementos del Estado Mayor.

Pero veinte minutos después de las nueve de la noche, el arca de resonancias amainó. Y el presidente legítimo, gritó.

***

Andrés Manuel López Obrador le dijo a los miembros de su equipo más cercano que el gobierno de Felipe Calderón está acorralado y acordó con ellos empezar a delinear una estrategia formal para impulsar la figura de revocación de mandato, desechada inicialmente hace unos días en el Congreso.

Después de eso se fue a su casa una hora y de ahí partió al Zócalo a encabezar la ceremonia del Grito de los libres.

Eran las cinco de la tarde de ayer cuando el presidente legítimo se había reunido con los suyos en la casa de la colonia Roma donde labora su gobierno en la cual les había dado su análisis: “La única salida que tiene Calderón es que él rompa con todo lo que lo mantiene así… pero eso no lo va a hacer”.

***

En las filas de los anillos de seguridad para ingresar al Zócalo hay gente que se mira con duda entre sí. ¿Con quién vienes?, ¿con los libres o con los espurios?, ¿con los que mantienen al país en el retraso o con los que trabajan todos los días por el desarrollo de él?, ¿con los que están a favor de la reforma energética o con los que están contra la privatización?

La fila sigue avanzando lentamente. Los bandos enfrentados aquí van juntos... y callados.

***

—El de ellos va a ser un grito binacional, dice Gerardo Fernández Noroña, momentos antes de que comiencen los gritos.

—¿Por qué binacional?

—Porque Mouriño va a gritar viva España.

—¿Quién dará el Grito de los libres?

—Es una sorpresa. Aunque estaría bien que lo dieran a coro Juan Sabines, Narciso Agundez y Zeferino Torreblanca, aunque no sé cómo serían recibidos por la gente.

—¿Vendrá el dirigente nacional?

—No, no creo. Guadalupe Acosta ha de estar en la terraza del partido, echándose unos tragos como lo hace cada viernes.

***

Toreros ofreciendo en venta cualquier cosa que pueda pasar como patria. O no. Huevos, espuma, confeti, instrumentos para la batalla habitual que se libra en las calles del Centro Histórico cada noche del 15 de septiembre. De hecho, esas fueron las únicas batallas que hubo esta noche en la que se presagiaban truenos además de la lluvia que no dejó de caer. En venta sombreros tricolores con el nombre de AMLO o su nuevo libro en el que el autor dice que lo hizo inspirado en el periodista polaco Ryszard Kapuscinky. Un hombre con dos pancartas cargando de ambos brazos trazaba su propuesta de lucha para el movimiento: Derrocar, sustituir, revocar, enjuiciar y encarcelar. Porfirio Muñoz Ledo, pasó cerca de él, pero ni lo vio.

—¿A qué Grito van?, se le preguntó a unas mujeres mayores de edad que caminaban por Madero.

—A ninguno.

—¿Cómo?

—No, no vamos a ningún Grito, nosotras vamos a las luces y ya.

—¿A las de López Obrador o las de Calderón?

—A las que haya. A nosotras no nos importan ellos, nos importan las luces.

***

A Fernández Noroña, quien vive en un departamento frente a la plaza de Santo Domingo no le costó pasar por los en las calles aledañas. Viejo conocido de los soldados elite, al llegar al detector de la calle de Brasil sonó la alarma del aparato. Cuando se disponía a regresar para intentar pasar de nuevo, uno de los mandos ya le había dicho: “Buenas noches, pase licenciado, sea bienvenido”.

Diego Enrique Osorno

No comments: