ES UN HONOR PUBLICAR ESTA MARAVILLA.


El Senado ha muerto

Cuando muchos solían rasgarse las vestiduras ante una Cámara de Diputados infestada de cartelones, interpelaciones, tomas de tribuna, diputados sombrerudos o detenidos ebrios paseando en sus motocicletas, era común encontrar solaz y algo de dignidad al volver la vista a la Cámara de Senadores.


Los residentes de Xicoténcatl, pues, por lo general observadores de las formas políticas y cuidadosos de irradiar compostura, proporcionaban cierto balance al desbarajuste de sus colegas en la Baja.


Pero eso ha quedado atrás. Con personajes como Gustavo Madero, el nuevo negociante enviado por Los Pinos y el PAN para hacer de Pemex un negocio particular, y sobre todo con medidas desesperadas como la modificación del 69 constitucional y los puntos del periodo extraordinario, se demuestra que las instituciones mexicanas están muertas y por ello intentan reanimarlas con decisiones que debieron suceder antes del 2006.


En efecto, ante el triunfo de quienes se oponen a la privatización de Pemex durante los debates, y el percibido fracaso de Santiago Creel para sacar adelante la reforma relativa, el Gobierno y el partido oficial decidieron poner de líder del grupo parlamentario del PAN en el Senado a Madero, un miembro de la red de intereses que Felipe Calderón tejiera en su etapa como legislador.


Madero es, además de un tipo dado al chistorete brusco de mal gusto al estilo Fox, un hombre que ve la función pública no como una oportunidad de servir, sino de servirse, como lo demuestra lo publicado en Proceso y EL NORTE.


Qué curioso que una de las empresas de Madero, Electronic Publishing, S.A. de C.V. obtuviese un contrato con la Secretaría de Energía por más de 5 millones de pesos en noviembre del 2003 cuando el hoy Senador presidía la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, y el titular de la Secretaría de Energía era (¿adivina?, ¡sorpresa!) Felipe Calderón.


Y no sólo eso, sino que al momento del jugoso negocio, un socio de Madero era titular del Órgano Interno de Control de la Secretaría de Gobernación, con Creel como Secretario, y cuyo cargo sigue ostentando bajo Juan Camilo Mouriño.


No es casualidad que de ser una empresita modesta con 50 mil pesos de capital, según el Registro Público de Chihuahua, en el año 2000 (cuando sucedió el "cambio") Electronic Publishing aumentara su capital social a 15 millones de pesos, y comenzara a recibir contratos (a veces por adjudicación directa) tanto del Gobierno federal como de "gobiernos aliados", como el de Querétaro. Les valió que la Ley de Adquisiciones prohíba expresamente ese tipo de manejes.


¿No es suficiente lo que está sucediendo para desacreditar al Senado? Pues le paso la otra: la reciente modificación al artículo 69 de la Constitución, que pone fin al añejo ritual presidencialista del 1 de septiembre.


Si bien ello es digno de festejo, resulta alarmante que los legisladores dieran este paso sólo hasta ahora, cuando la ceremonia está ya desacreditada. ¡Valiente hubiese sido el realizar la modificación hace 6, 12 ó 18 años!


De ser un acto de civismo político, y luego degenerar en un desfile de loas y sumisión al Presidente, el ritual comenzó a declinar en 1988, con las rechiflas a De la Madrid por el dudosísimo ascenso de Salinas de Gortari, y luego con la réplica a Zedillo, cuando había perdido mayoría en el Congreso, para luego morir definitivamente como acto presidencialista cuando los legisladores afines a AMLO impidieron a Vicente Fox que ocupara la tribuna.


Para cuando al ocupante actual de Los Pinos le fue dada la espalda por el Frente Amplio Progresista, en su infantil aferramiento de pasar a tribuna, el ritual estaba ya bien muerto.


Resulta, pues, gracioso, que los Senadores ahora quieran verse muy republicanos. En vez de vestirse de gloria, están demostrando su enorme complejo de culpa y su impericia, intentando "tapar el pozo" cuando el niño está ya ahogado, en una aceptación tácita de los errores pasados.


Por ejemplo, en la agenda del periodo extraordinario está la apertura del secreto bancario en materia electoral, cuando ya ha concluido el asunto de las sospechosas y jugosas cantidades canalizadas a la campaña de Calderón.


Otro ejemplo más: el referente a sanciones a concesionarios de radio y televisión que violen la legislación electoral... ¡ya que pasó la vergüenza de su alineamiento servil de 2006 con el PAN!


¿O qué me dice de que ahora quieren establecer causales para nulidad de la elección presidencial? Eso debió existir antes de la última elección para evitar el putrefacto fallo del Tribunal Electoral, el cual legitimó la elección de Calderón al mismo tiempo que expresamente reconocía graves irregularidades en el mismo. ¡Menuda aberración!


¿A quién quieren, pues, engañar los legisladores?


Con figuritas como la de Gustavo Madero, aunadas a intentos desesperados de regresar legitimidad a instituciones que tras la elección del 2006 son seriamente cuestionadas por millones de mexicanos, los representantes populares están demostrando que no representan más que a sus grupúsculos de negocios y poder, y que son cualquier cosa menos populares.


Y luego dicen que consulta petrolera no, porque para eso están ellos... ¡De risa! La política en México es realmente el teatro fantástico de Cachirulo... pero sin chocolatote.


javieralberto@gmail.com

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