Un fantasma recorre la patria mexica, es el fantasma del New’s Divine, la discoteca ontológica más simbólica del momento. Si el espíritu de este antro no permeara todos los capítulos de la vida nacional, no se entenderían muchas cosas, en particular el caldo de cultivo que hoy pone en la antesala del apocalipsis la confrontación puerco a puerco entre Marcelo El Macho macho man Ebrard y la pitufiza gargamelesca blanquiazulina. El ambiente tiene ese hedor a cacería de brujas, a guillotina, que sólo pueden tener los falaces fenómenos políticos.
Como si no fuera ya suficientemente lóbrego el paisaje de la Nueva Atzacoalco transformada en botín de los buitres, tenemos otro drama funesto en el PRI. Por las vías de la anorexia nerviosa, desaparece el canal televisivo en internet del Jurassic Park priista. Una pena morir de sed, habiendo tanta agua. Digo, el rating habría estado asegurado si, por ejemplo, la simpática Bety Pardes hubiera encabezado un talk show de viejos valores Bacardí del tricolor llamado Defendiendo al cavernícola. O un programa de concursos políticos encabezado por Robertico Limonta Madrazo que se titulara ¿Y tú, por cuántos votos quieres perder?; o un reality de búsqueda de talentos ideológicos conducido por el Adal Ramones de la real politik, Manlio Fabio Beltrones, que responda al nombre de Los choznos de don Plutarco aman en cuaresma. No se diga una producción nostálgica que rescate los high lights más entrañables de la historia de la dictadura perfecta (la caída del sistema, la matanza del 68, el asesinato de Colosio y la osamenta de Muñoz Rocha, el “defenderé el peso como un perro”, el “ni los veo ni los oigo”, las maravillas del “no traigo cash”...) conducido por el hermano más incómodo de todos los tiempos, Raúl Salinas o cualquiera de sus alias.
Debido a la infausta presencia del espectro del New’s Divine, involuntarios ejercicios de la ironía que se cuajan frente a nosotros: Los autoritarios de rancio abolengo acusan de conservadora a la izquierda que se esfuerza por rebasar por la derecha, son los celos. Los sistemáticamente impunes señalan con índice flamígero a los que les arrebatan el monopolio de la impunidad. Y los que confunden la estupidez con el fascismo, invocando al linchamiento.
Lo bueno que Calderón está de humor: para apoyar su reforma energética, alega que cada alza del petróleo empobrece a los mexicanos, pero se olvida que enriquece a los especuladores, los consentidos de la economía de mercado que tanto endiosa la fanaticada panista.
jcalixto@milenio.com
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