NI UN SOLO VOTO AL PRI Y AL PAN.

Martí Batres Guadarrama
Objeciones de la Memoria
23 de enero de 2009
Que nadie se quede sin comer


En sólo tres meses, de octubre a diciembre del año pasado, casi medio millón de personas en el país perdió su empleo formal. Según la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales, en diciembre pasado sus ventas cayeron más de 10% en comparación con 2007, algo que no les ocurría desde hace cinco años. El pronóstico más optimista de la Secretaría de Hacienda es que el crecimiento económico del país este año será de cero.

Son los primeros estragos de una crisis irresponsablemente negada que, como siempre, recargará los mayores costos en los más pobres. Mientras algunos se quedan pasmados, otros se ocupan y encaran el problema. Es un asunto de compromiso y definición política que emplea recursos públicos en favor de la comunidad.

Para contrarrestar los efectos negativos de esta crisis, a más tardar en febrero próximo el gobierno del Distrito Federal tendrá funcionando 300 comedores comunitarios ubicados en unidades territoriales de media, alta y muy alta marginación, así como en zonas cuyas condiciones de pobreza, desigualdad y alta conflictividad social lo ameriten. Ahí, quienes lo requieran —niños, niñas, adultos mayores, mujeres embarazadas, discapacitados— consumirán alimentos preparados con calidad nutrimental y bajo costo.

El propósito del programa: que nadie en el Distrito Federal se quede sin comer y servir 10 millones de comidas al año en estos comedores. ¿Cómo se logrará? Primero, confiando en la sociedad, convocando a concurso público a organizaciones sociales, civiles, comunitarias o grupos de vecinos dispuestos a participar en la instalación, administración y operación de los comedores lo cual, además, fomenta la participación, la cohesión social y crea empleos en la comunidad.

Segundo, equipando los sitios seleccionados con el mobiliario requerido (refrigeradores, mesas, sillas, fregaderos, estufas, insumos y materia prima). A su vez, capacitando a los encargados del lugar en la preparación adecuada e higiénica de la comida y enseñándoles el valor nutricional de la misma, labor que corresponde a la Secretaría de Salud capitalina.

Para el buen funcionamiento de estos comedores se nombrará a un comité de administración con al menos cinco personas de la comunidad para que, junto con personal de la Secretaría de Desarrollo Social, de Salud, el DIF y el Instituto de Asistencia e Integración Social, lleven el control de los insumos y reporten mensualmente la demanda de alimentos y la atención a los usuarios. Dependiendo de éstos, en los comedores comunitarios se ofrecerán entre cien y 300 comidas diarias.

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