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Elba Esther Gordillo y la brujería
Rafael Mendoza Castillo
Domingo 9 de Noviembre de 2008 • Enviar nota • Imprimir
En un libro titulado Los brujos del poder, editado por Random House Mondadori y escrito por el periodista José Gil Olmos, se cuenta la relación que han tenido y tienen, actualmente, los políticos mexicanos con el ocultismo, la santería, con brujos, hechiceros y personajes que pertenecen al mundo mágico y mitológico.
En la introducción del texto citado, el autor señala lo siguiente: “Desde que la política se volvió el espacio donde se ejerce el poder, es decir, cuando concentró su ejercicio en manos de un grupo determinado de personas, quienes ostentaron el monopolio del poder buscaron el apoyo de lo divino”.
Como el poder tiene la posibilidad de imponer la voluntad a otro, además de encantar al sujeto que lo posee, éste busca tenerlo eternamente, y para saber de sus enemigos que se lo quieren quitar, entonces, recurre a los oráculos, santeros o brujos para que le hablen sobre el futuro. Esos ensalmos y prácticas misteriosas permiten conocer, según los creyentes, las envidias, tener más poder o volverse intocables. En ese juego de patologías producidas en el ejercicio del poder, el autor narra la historia de la relación que establece la profesora Elba Esther Gordillo Morales, líder vitalicia del SNTE, y el ocultismo (prácticas mágicas).
La relación del ocultismo y el poder político le permite al autor analizar a varios políticos, como Francisco I. Madero, Felipe Ángeles, Plutarco Elías Calles, Francisco Barrio, Marta Sahagún, Lázaro Cárdenas Batel, etcétera. En esta ocasión iniciamos comentarios breves en referencia a la profesora Elba Esther Gordillo.
Se afirma en el texto que Ernesto Zedillo, una vez que se instaló en el poder, pretendió deshacerse políticamente de la profesora Elba Esther Gordillo, quien desde el SNTE le hizo la vida de cuadritos a Ernesto Zedillo como titular de la SEP.
Elba Esther se dio cuenta que con Zedillo en la presidencia no las tenía todas consigo. De ahí que la patología del poder, sobre todo la idea de que pueda perderlo, de no continuar acumulando riqueza, y dejar de dominar, manipular a los maestros, le obliga a recurrir al ocultismo a fin de adivinar su suerte frente al futuro. Estas fueron las palabras que pronunció Ernesto Zedillo sobre la profesora: “Es mejor que se vaya del país”. Recordemos que estos pseudolíderes corporativos y corruptos existen por efecto de quien en ese momento detenta el poder público. Son dirigentes que responden a los intereses del orden de dominación, y no se deben a la voluntad de sus agremiados. Su voluntad y conciencia enajenadas les permite producir una relación de sumisión absoluta ante sus amos.
Ante el miedo de perder el poder, los pseudolíderes se atemorizan más cuando alguien, desde el poder, intenta practicar auditorías, a través de las cuales se descubrirían sus negocios turbios, sus corruptelas, impunidades y el robo de millones de pesos de los fideicomisos que manejan, como es el caso de Vivienda Magisterial (Vima), además los millones de pesos que ingresan al sindicato, vía las cuotas sindicales (mil 400 millones de pesos al año). Según el autor, Zedillo pretendía tocar los intereses de la cúpula charra del SNTE. Aquí iniciaron las preocupaciones de la profesora, porque estaba por perder el poder y la libertad.
Como la profesora no tenía un escape político, ella prefirió un viraje, con el fin de buscar otras vías para salvarse. Llamó a sus colaboradores más cercanos y les dijo que irían a un lugar lejano en África, para buscar alguna solución.
Este viaje puso en evidencia las aficiones de la profesora hacia la brujería. Algunos aseguran que, desde joven, ha tenido una predilección por el culto negro y que guarda estrecha relación con grupos santeros cubanos. Este tipo de ocultismo vincula los santos cristianos con las deidades africanas.
Se cuenta en el texto que dejó la santería, dado que esta práctica la obligaba a portar collares, vestirse de blanco, raparse y ponerse un turbante, y tomó un nuevo derrotero, optó por el vudú, y comenzó a venerar a ciertas figuras. Se le obligó a usar un símbolo y escogió el símbolo del SNTE, y en lugar del libro, colocó las cartas de Tarot Reader, donde se lee la vida.
Cuenta un colaborador cercano a la maestra que el evento esotérico que llevaría a cabo en tierras africanas tenía dos sentidos. Uno, controlar al presidente Zedillo, había que diagnosticarle su aura, sus fijaciones, todo lo que le gustaba y disgustaba y el otro, lo que le queda a quien lo paga. Un león fue el único animal, que según el brujo, podía apoderarse del espíritu de Ernesto Zedillo.
En Marruecos se encontró con una persona y ésta le dijo: “Tú estás buscando evitar que tu emperador te mate. Conmigo está la respuesta”. Y los llevó con alguien que sabía leer los caracoles. El que leyó los caracoles expresó: “Que ella era una persona terriblemente mala, que los caracoles no detectaban ningún ambiente de cariño y que su vida era de venganzas y persecuciones, y que por eso había llegado hasta ahí”.
Para llevar a cabo el acto de ocultismo se tuvo que sacrificar la vida de un león joven. Para cumplir lo anterior, el grupo se trasladó a Nigeria. Ahí se llevó a cabo el trabajo, mismo que costó alrededor de 45 mil dólares (una Hummer). El brujo le indicó a la profesora que no se bañara, que no dejara caer un solo cabello y que trajera un cambio de ropa. Después le untaron en su cuerpo, sin quitarle ni la blusa ni los shorts, los testículos del animal, las vísceras y la sangre. Le pidieron que agarrara fuerte una de las fotos del presidente Zedillo, que la abrazara y que dijera siete veces lo que deseaba. Hubo un momento en que la profesora perdió el conocimiento, se desmayó. Todo lo anterior duró como cuatro horas. Varias horas después del ritual, le llamó por teléfono la secretaria particular de Zedillo. Según cuenta la profesora Gordillo, que el presidente le dijo: “¡Güerita hermosa! Necesito hablar contigo”. El hechizo empezaba a funcionar.
No cabe duda que el poder, la riqueza y el éxito producen delirios en quienes acceden a esos conductores imaginarios, los cuales instalan al sujeto en la completitud, la saturación del yo, y se olvidan de la falta, de la incompletitud. En esto ni la brujería, ni la hechicería, ni la santería tuvieron que ver algo, sino que los actos y actitudes de corrupción, manipulación, inmoralidades públicas, impunidades, robos, sumisión al poderoso en turno, y las traiciones a los intereses de los trabajadores de la educación y a la educación pública de la profesora Gordillo, son las condiciones que la colocan en el poder y la riqueza sin límites. Esos individuos, como dice Aristóteles: “Se aferran a los cargos públicos como si estuvieran afectados de una enfermedad que sólo pudiera curarse con su continuidad en el poder”.
Estos hechos muestran que el poder público está en manos de alienados, en donde lo racional, lo reflexivo y lo crítico está ausente. Controlar y decidir por la vida de otros no debería estar en manos de enfermos y usurpadores bienaventurados. Otro mundo es posible.
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